¿PORQUE DEJAMOS DE ORAR?
En estos días que estamos viviendo, es claro ver la astucia y la insistencia de satanás de llevar a mucha gente a la perdición, cuando vemos esta condición del mundo, ¿podríamos pensar que estamos preparados para afrentar a este enemigo?, la única manera en que estaremos preparados y fuertes para estar de pie, es con el poder que recibiremos a través de la oración.
A través de la oración constante, penetraremos en el terreno espiritual; destruyendo las fortalezas que el enemigo ha puesto en la vida de los incrédulos y aun de los mismos creyentes, y en las naciones del mundo.
Dios nos ha dado el poder, y a través de la oración poder Parar a Satanás en su camino; trazar una línea y no dejarlo pasar ni un centímetro de esa línea. A través de la oración y el ayuno, hemos recibido el poder y la autoridad para atar la obra de Satanás y liberar a aquellos que han sido atados por él. A través de la oración y el ayuno, el poder de Dios es desatado en nuestras vidas y seremos entonces capaces de pronunciar la Palabra de sanidad, echar fuera demonios y resucitar a los muertos.
Jesús dijo: todo lo que atéis en la Tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la Tierra, será desatado en el cielo". (Mateo 18:18)
Cuando nos ponemos de acuerdo en oración, tenemos la promesa de que recibiremos todo lo que pidamos al Padre.
Jesús dijo: si dos de vosotros se pusieren de acuerdo acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos". (Mateo 18:19)
Tenemos el poder a través de la oración y el ayuno para ponernos delante de Dios en favor de nuestras naciones, atando los poderes de Satanás y sus principados, desatando un espíritu de arrepentimiento y verdad en nuestras naciones. Moisés ayunó cuarenta días y cuarenta noches a favor de Israel, Dios cambió su decisión de destruirlos y la gente fue salva.
Moisés dijo: "Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado, que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruimos. Pero Jehová me escuchó aun esta vez". (Deuteronomio 9:18-19)
La nación entera de Israel fue perdonada a causa del ayuno y la oración de un hombre.
Uno de los pecados más grandes y prevalecientes en el cuerpo de Cristo hoy, es el ¡Pecado por la falta de oración! ¿Podríamos imaginarnos de cómo se entristece el corazón de Dios al ver a tantos de Sus hijos, sufriendo, padeciendo, cuando El ya ha dado todo a través de la sangre de Jesús? Y esta condición de nuestra vida es porque no venimos a Él en oración.
La razón por la cual muchos cristianos hoy no son capaces de caminar en victoria sobre el pecado, las tentaciones de la carne, los afanes del mundo, es por la falta de oración.
Como resultado de este pecado, tan común en estos días, muchos cristianos son incapaces de obrar en el poder de Dios a causa de su incredulidad. Los cristianos no reciben lo que necesitan, no sanan al enfermo y no pueden echar fuera demonios por la misma razón que Jesús dijo a Sus discípulos... a causa de la incredulidad en sus corazones. Cuando vienen a Dios con sus necesidades no lo hacen con fe.
Pablo dijo: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan". (Hebreos 11:6)
Dios espera que vengamos a Él, sabiendo que Él nos oye, que no importa qué tan imposible parezca nuestra situación, o qué tan grande sea nuestra necesidad, y sabiendo que recibiremos lo que pedimos. Él quiere que nosotros vengamos a Él sabiendo que Él es galardonador de todos los que buscan, los que continúan y consistentemente vienen a El en oración.
Jesús dijo que la clase de fe que mueve montañas viene a través de la oración y el ayuno. Nuestro pecado de falta de oración provoca que nuestros corazones se llenen de incredulidad.
Una vida de oración nos llevara a experimentar más del poder de Dios, manifestado en nuestras vidas, como lo hicieron los discípulos en la Iglesia primitiva. Sus vidas estaban basadas en el ayuno y la oración, mientras que la mayoría de los cristianos hoy se esfuerzan por orar sólo cinco o diez minutos al día. Sin saber qué es realmente la oración o cómo orar, rápidamente se quedan sin palabras.
Muchos usan la oración como un mecanismo de escape. Esperan a tener problemas para entonces clamar a Dios. Otros oran sólo como último recurso. Oran hasta que ya no pueden solucionar su problema.
Hay cristianos hoy que, han sido tan negligentes en su vida de oración que ya ni siquiera tienen el deseo de orar... ya no existe un verdadero gozo en pasar tiempo a solas con Dios. Cuando tienen que orar lo hacen sólo como un deber.
Como Iglesia, ¡es tiempo de arrepentirnos por nuestra falta de oración!.
Satanás hace todo lo posible para impedir que los cristianos oren. El pone tentaciones en nuestro camino para postergar nuestro tiempo de oración. Muchos cristianos ponen excusas, "Si tuviera más tiempo, lo pasaría orando". "Parece que no hay suficiente tiempo para orar". "Cuando me voy a acostar estoy demasiado cansado para orar". Sin embargo estos cristianos siempre encuentran tiempo para hacer lo que quieren o necesitan hacer, pero no tener tiempo para orar.
Esos mismos cristianos tienen tiempo para ver televisión dos o tres horas, para leer o disfrutar de otras actividades. Otros están tan ocupados con sus actividades personales, sus trabajos, sus casas, sus hijos, que no toman tiempo para estar a solas con Dios en oración.
Hay cristianos, líderes, y ministros que están tan absorbidos en sus ministerios y perdido su posición dentro del cuerpo de Cristo su Iglesia, que no toman tiempo para orar. En lugar de actuar con el poder que pueden recibir a través de la oración, empiezan a actuar con sus propias fuerzas. Esta fue una actitud en la que fue exhortado Moisés de parte de su suegro.
Y aconteció que otro día se sentó Moisés á juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. Y viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde? Y Moisés respondió á su suegro: Porque el pueblo viene á mí para consultar á Dios: Cuando tienen negocios, vienen á mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes. Entonces el suegro de Moisés le dijo: No haces bien: Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el negocio es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios será contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, (en oración) y somete tú los negocios á Dios. Y enseña á ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer. Además inquiere tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y constituirás á éstos sobre ellos caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez. Los cuales juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo negocio grave lo traerán á ti, y ellos juzgarán todo negocio pequeño: alivia así la carga de sobre ti, y llevarla han ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás persistir, (en oración) y todo este pueblo se irá también en paz á su lugar. Y oyó Moisés la voz de su suegro, é hizo todo lo que dijo. Y escogió Moisés varones de virtud de todo Israel, y púsolos por cabezas sobre el pueblo, caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo: el negocio arduo traíanlo á Moisés, y ellos juzgaban todo negocio pequeño. Y despidió Moisés á su suegro, y fuese á su tierra. (Éxodo 18:13-27)
Moisés pudo experimentar el poder de la oración, intercediendo por el pueblo de Israel para que no fuera destruido por su pecado. (Deuteronomio 9:18-19)
Otro claro testimonio que la Biblia nos deja del poder de la oración fue en la vida de Daniel, todo aquel que llega a este nivel de vida de oración, azota el infierno. Satanás hará todo lo que este en su poder para callar las oraciones de esa persona. Daniel había probado la efectividad de sus oraciones bajo Nabucodonosor y Belsasar. Ahora, bajo el reino de Darío, Satanás inició una gran conspiración para silenciar las oraciones de Daniel. Las oraciones del profeta habían estremecido tanto al infierno que aun el diablo enfurecido organizó el gobierno completo de Babilonia en contra de Daniel.
Daniel había sido puesto sobre todo líder de la tierra. Estos políticos vieron en Daniel sabiduría, respeto y favor y esto los hizo bien celosos de Daniel. Y ellos conspiraron contra Daniel:”Entonces los gobernadores buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel y ningún vicio ni falta fue hallado en él.” (Daniel 6:4).
Daniel era inocente, así que los líderes de Babilonia no podían sorprenderle ni en una sola falta. Ellos finalmente concluyeron que la única manera era conseguir que el profeta fallara a través de su devoción a Dios. Ellos decían: “No encontraremos ocasión alguna para acusarle, excepto no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.” (6:5) ¿Se podrá decir esto de nosotros hoy?
Estos líderes sabían que Daniel oraba hacia Jerusalén tres veces al día. Y ellos atribuyeron su favor a sus oraciones. Así que fraguaron un plan para detener las oraciones de Daniel. ¿Cómo? Creo que trataron de mantener ocupado a Daniel para que así no tuviera tiempo de orar. Sus ayudantes buscaron involucrarlo en cosas importantes relacionadas al reino para que así no pudiera orar.
Esta es una de las formas que Satanás usa contra los creyentes. Y es una conspiración que prevalece entre los ministros. Muchos cristianos caen en la misma tentación. Dicen: “Tengo muy poco tiempo para orar. Mi trabajo consume todo mi tiempo”. Hasta las amas de casas dicen: “No tengo un momento en el día para orar. Los que aceres de la casa me consumen.”
Las personas caen en tareas más profundas, su amor por la verdad se le escapa más y más hacia el olvido. Entonces, con el estímulo masivo de sus actividades y sus demandas de su tiempo que van en crecimiento, se les hace imposible que ellos entiendan el peligro en el cual se encuentran. Ellos tienen el espejo de la palabra de Dios pero no pueden estarse quietos lo suficiente como para ver lo que refleja.
Creo que una persona ocupada en sus afanes, y que ora raras veces, tiene una condición de frialdad espiritual o peor que una persona que tiene una enfermedad. Poco a poco se va acostumbrando a su condición. Y según pasa el tiempo ora menos y se hace menos consciente de Dios. Poco a poco sus convicciones se deterioran hasta que las pierde completamente.
Daniel sabía que no podía sobrevivir sin la oración. Así que, siguió orando, aunque sus colegas le daban más y más trabajo. Ya saben la historia. Ellos finalmente decretaron una moratoria para que no se orara por treinta (30) días. Era una ley intencionada sólo para Daniel. Con todo y eso, Daniel no cesó de orar sus oraciones que hacían temblar al infierno y terminó en el foso de los leones.
Muchos nos preguntaríamos, ¿qué era lo que motivaba a Daniel a orar tan intensamente? ¿Qué le hacía seguir orando, aún con una sentencia de muerte sobre su cabeza? ¿Por qué este hombre de ochenta años continuaba abriendo su corazón a su Señor tan fervientemente, cuando el resto de la iglesia ya no buscaba de Dios?
Consideremos el esfuerzo inmenso que le tomaba a Daniel a consagrarse a la oración. Después de todo, vivía en una ciudad grande de su tiempo, majestuosa, rica Babilonia. La gente vivía en un tiempo de apatía espiritual borracheras, en busca de deleites y avaricia. Más que eso, había distracciones por todos lados. Pero no había nada que distrajera la vida de oración de Daniel.
La oración no viene naturalmente a nadie, incluyendo a Daniel. La oración disciplinada es fácil de comenzar pero fuerte para continuarla. Nuestra carne, el mundo y el diablo atentan en contra de ella.
¿Cómo nos hacemos gente de oración? La oración eficaz de un creyente proviene de una vida entregada a la voluntad y el amor de Dios.
No conforme a lo que nos esforcemos por hacer cuando estamos orando, sino conforme a lo que hacemos y somos cuando no estamos orando.
Después que Jesús llamó a sus discípulos, les dio su primera enseñanza pública en el Sermón del Monte. Allí les expuso el reino de Dios, sus leyes y su vida. En este reino, Dios no solo es Rey, sino también es Padre. Y la primera cosa que el Señor enseña a sus discípulos es que tienen que tener un lugar secreto para la oración; cada uno tiene que tener algún lugar solitario donde pueda estar a solas con su Dios. La completa separación de todo lo que nos rodea nos ayudará a que nuestro espíritu llegue a ponerse en contacto con el Invisible. Y ahí seremos enseñados a la oración eficaz.