LA LUCHA Y LA ARMADURA DEL CREYENTE (1)
Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo… He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Pelea la buena batalla de la fe. (1 Timoteo 6:12).
La lucha y la armadura del creyente (1)
La vida del creyente no es un paseo», decía a menudo un creyente de edad avanzada. Por supuesto, aceptar a Jesús como Salvador es tener el gozo del perdón, la paz del corazón, la seguridad de los cuidados del Señor. Pero además, alcanzado por el amor de Cristo, el creyente desea seguir fielmente a su Maestro. Ese es el itinerario de su nueva vida. Pero pronto se encontrará con un obstáculo: Satanás, su enemigo, al no poder quitarle la salvación (Juan 10:28), hará todo lo posible para evitar que el creyente cumpla su objetivo.
Al hablar de enemigo hay que hablar de lucha. Aquí se trata de una lucha espiritual. Aunque fue vencido por Jesús en la cruz, Satanás continúa la lucha bajo forma de guerrilla, sea empleando la fuerza “como león rugiente” (1 Pedro 5:8), o la astucia como una serpiente (2 Corintios 11:3). Trata de desviar a los hijos de Dios de la esperanza cristiana y de su misión de testigos. Esta batalla tiene que desarrollarse con una «armadura espiritual» apropiada, mencionada de forma figurada en Efesios 6:14-17. Al escribir esta carta a los Efesios, el apóstol Pablo estaba en la cárcel, vigilado por un soldado romano. En ella expone esta enseñanza práctica utilizando los elementos de la armadura de un soldado listo para la batalla. Esa armadura permitirá al creyente resistir y mantenerse firme contra los ataques de Satanás.